La morfología urbana de Alcalá La Real ha sufrido una gran transformación, con un aumento considerable de la vivienda plurifamiliar en detrimento de la unifamiliar tradicional, lo que junto con la heterogénea morfología edificatoria de la trama urbana (enclave topográfico), ha generado un peculiar paisaje urbano en el que conviven la fachada tradicional y la nueva.
Entre ellas, un paisaje de medianeras vistas tratadas frente a las extremas condiciones climáticas en invierno, con soluciones económicas, austeras y sin pretensiones estéticas ni plásticas… un variado catálogo de soluciones de diferente material, color y textura, pero altamente expresivas. Y en él, surge el proyecto.
La relación visual con la fortaleza de la Mota, con su orientación, con la topografía del solar y una relación material y de necesidad con lo próximo, condujo este proyecto a su resultado. Austero y funcional, expresivo y plástico, capaz de brillar o apagarse, nacido de allí mismo y tan ajeno a lo próximo.