La situación de la parcela, en esquina a dos calles, su orientación norte-sur, y las condiciones urbanísticas (muy restrictivas a la ocupación), nos hacen plantear la vivienda como un “girasol” que se desarrolla en altura, buscando la luz del sol en su recorrido a lo largo del día.
La vivienda “crece” jugando con la geometría y las relaciones cercanas en la parcela, y las lejanas con el territorio, desarrollándose como un cubo de rubbik, que va girándose buscando las vistas y leyendo el recorrido del sol entorno a sus espacios.